Nolo Tarín, director de las Plataformas Sociales Salesianas de San Antonio Abad de Valencia, en su participación reciente en la jornada “Educación social: profesión comprometida con la Infancia”, organizadas por COEESCV, reflexiona sobre la profesión del Educador/a Social.
Por: FISAT
El sistema de protección de menores en España ha evolucionado mucho. En ese contexto, los recursos residenciales en la Comunitat Valenciana han experimentado en los últimos cinco años una transformación muy importante gracias a una apuesta decidida por un cambio de paradigma en el que la Educación Social ha jugado un papel fundamental.
En concreto, los recursos residenciales han pasado de una dimensión asistencial a una dimensión educativa en la que ha influido de forma decisiva la evolución de la figura del profesional del Educador/a Social y la mejora de los recursos. “Actualmente son recursos que trabajan desde el individuo, desde el protagonismo del niño/a o del adolescente y con un enfoque comunitario, global y en el que la educación social ha tenido mucha importancia”, explicaba Nolo Tarín, director de la Plataforma Social Salesiana de San Antonio Abad de Valencia, en su participación reciente en la jornada “Educación social: profesión comprometida con la Infancia”, organizadas por el Col·legi Oficial d’ Educadores i Educadors Socials de la Comunitat Valenciana (COEESCV).
Tarín que ha sido durante ocho años director de la Residencia de Acogida de Menores Casa Don Bosco de Valencia de la Fundación Ángel Tomás- FISAT, analizó el papel y las funciones de la educación social en los recursos residenciales.
La formación, la especialización y la apuesta del profesional de la educación social en los equipos de los recursos residenciales han contribuido a su fortalecimiento. La realidad del entorno residencial es diferente a la de hace cinco años, “entonces, pese a la evolución, prevalecía la fragilidad de estos recursos”, derivada de la diversidad de titulaciones de los profesionales que trabajaban en los centros residenciales, la falta de formación específica y unos recursos que la administración disponía para gestionar el entorno residencial que no permitían trabajar en condiciones adecuadas y con la calidad suficiente. Pasados esos cinco años esa realidad es diferente: los profesionales en la mayoría de centros residenciales tienen la titulación de educador social; hoy en día existe una oferta específica de infancia y educación desde muchos ámbitos que se les exige a los profesionales que se incorporan a trabajar en estos recursos; y ha habido una mejora sustancial de los recursos que se destinan al ámbito residencial y que permiten unas condiciones de trabajo dignas y unas posibilidades de intervención con los niños y adolescentes muy adecuadas. «Y esto tiene que ver evidentemente con unas determinadas políticas y unas apuestas», remarca.
Aunque todavía hay que evaluar en qué grado han influido todos estos cambios, Tarín se muestra positivo:
“Percibo que en los recursos residenciales que no son específicos sí que se está implementando un modelo inclusivo. Se les está dotando de mayores recursos y se intenta que en los centros se atienda a las diversas realidades que tienen los/as niños/as y adolescentes”.
“El avance es muy importante”, subraya. “Existe un escenario positivo para seguir evolucionando y donde la educación social es la protagonista junto a los/as niños/as y adolescentes”.
FISAT cuenta con tres residencias de acogidas de menores: Casa Don Bosco, en Valencia y Burriana y el Hogar de proyecto migratorio Piso Don Bosco, también en Burriana.
En 2019 ambos recursos han atendido a 40 niños, niñas y adolescentes.
Las residencia de acogida de menores en la Comunitat Valenciana son un servicio concertado por Generalitat Valenciana. Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas. En el marco de los acuerdos de acción concertada en materia de servicios sociales en el sector de infancia y adolescencia para el año 2019 y 2020.