Se trabaja desde un enfoque no asistencialista, en el que los/as jóvenes son protagonistas de su proceso de inserción, implicándose de manera activa en las actividades, en su programación y en la evaluación y los procesos de mejora de las mismas. Se trabaja la trasmisión de valores de forma transversal como la solidaridad, el respeto, la interculturalidad, la empatía, las relaciones no violentas, etc. El trabajo diario y el esfuerzo personal son valores fundamentales que se intentan trasmitir. Se respeta y valora de forma positiva la diversidad ideológica, cultural y religiosa. Se parte siempre de los conocimientos y estructuras mentales de los/as participantes. En los talleres educativos, se tratan aspectos teóricos, aunque el trabajo será eminentemente práctico y dinámico. Los/as jóvenes tendrán un papel activo. La intervención se llevará a cabo dentro de un ambiente de amplia acogida, familiar y cercano donde los/as beneficiarios/as se sientan a gusto y en confianza, más adaptado a las necesidades de los/as menores y con menor rigidez que suele darse en las estructuras del sistema educativo reglado. Los talleres educativos se fundamentan en el trabajo en equipo y la cooperación, pero cuidando a la persona desde su individualidad. Dado que se parte del protagonismo de los/as destinatarios/as, tanto las actividades como la metodología serán flexibles, adaptándose a las necesidades de los/as jóvenes. Se trabaja el sentido de pertenencia al grupo y el fomento de las relaciones personales.