Don Bosco Challenge es más que un viaje a Turín para conocer los orígenes de Don Bosco. Es la culminación de un proyecto de tres etapas y una propuesta de Pastoral que nace para acompañar a jóvenes de los proyectos de FISAT a encontrarse y a descubrirse.

 

Por: FISAT

 

Del 4 al 10 de julio, un grupo de 20 jóvenes de diferentes proyectos socioeducativos, residencias de acogida y hogares de emancipación de FISAT iniciaron junto a cuatro educadoras y educadores y un salesiano la peregrinación hacia “los lugares de Don Bosco”. Visitaron las ciudades de Barcelona, Génova y Turín, allí donde Juan Bosco, fundador de los salesianos, dejó su impronta; y conocieron emblemáticos lugares como el templo del Tibidabo, Martí Codolar, Valdocco, Colle Don Bosco o I Becchi, donde se encuentra la casa en la que vivió Juanito Bosco con sus hermanos y su madre Mamá Margarita.

Una semana de viaje compartido que genera muchas reflexiones y sentimientos. Siete días que cierran un círculo de aprendizaje que comenzó tres años atrás con la primera experiencia: el Camino de Santiago; continuó con la Work Experience y que lejos de finalizar en Turín les abre a sus participantes un nuevo horizonte. “El objetivo -explica Raúl Hernández, director de la plataforma social de FISAT en Burriana- es realizar un camino personal de proyección de futuro para cada chico y chica que participan”.

 

Don Bosco también soñó por ellas y por ellos

La mayoría de estos jóvenes, con edades entre los 16 y 18 años, han tenido la oportunidad de participar en los tres itinerarios que se proponen desde la Pastoral de FISAT. Pero ser parte de esta propuesta no es solo calzarse las zapatillas y echarse a andar. Implica realizar un trabajo de fondo a lo largo del año, para lograr cumplir el objetivo en cada una de estas actividades: la conexión y el encuentro con uno mismo (Camino de Santiago); la conexión con los demás y con el entorno (Work Experience); y el encuentro con Don Bosco, los orígenes de un sueño del que forman parte, porque Don Bosco también soñó por ellas y por ellos (Don Bosco Challenge).

Loveth Nwafor fue destinataria del centro de día Don Bosco de Valencia: “Estas tres etapas en general me han supuesto muchísimo cambio. He aprendido muchísimo en estos años: a no rendirme, a conocerme a mi misma, a darme cuenta de que, a pesar de todo, siempre habrá gente a tu lado que te ayudará a seguir adelante; a ser mucho más agradecida y un sinfín de cosas que nunca en la vida me habría imaginado a mi edad”.

Ángel, del PAE Porta Oberta de Burriana “Sientes todo tu esfuerzo, el camino y el Work, reflejado en este viaje. Un viaje en el que saliste del país donde te criaste y fuiste a conocer las tierras del que lo comenzó todo. Esto puede ser un reflejo de tu madurez como persona, el cómo las cosas pueden salir y de que cómo se expanden. Entendernos, amarnos y ayudarnos. Eso es lo que hemos trabajado durante años. Este reto nos ha hecho disfrutar, también pasarlo mal en ocasiones, nos ha dado lecciones, nos ha contado historias y nos ha hecho conocernos”.

Ser familia, ser parte del camino

Los itinerarios son un camino compartido por jóvenes destinatarios y el equipo educativo. Una parte fundamental del éxito de los itinerarios es el acompañamiento. El sentimiento de familia que se genera en el grupo, la implicación de cada persona, ya sea joven, educador o educadora hacen posible que estas actividades que requieren un esfuerzo extra(ordinario) salgan adelante y merezcan la pena tanto en lo personal como en lo profesional.

Emma Llopis, educadora: “Después de hacer el Camino de Santiago y reflexionar sobre el camino que estamos andando en nuestras vidas y el Work Experience, para dedicarnos una semana a los demás, terminar este itinerario con los chavales que llevamos tanto tiempo trabajando, recorriendo los lugares donde Don Bosco lo empezó todo, ha sido un verdadero regalo”.

Andrea Arnau, educador: “Acompañar en estas tres etapas (Camino de Santiago, Work Experience y Bosco Challenge) ha sido de los momentos más especiales de mi vida, tanto a nivel profesional como personal. Me han ayudado a crecer y seguir reafirmándome en que tengo una profesión que me llena.

Don Bosco Challenge ha sido como culminar en lo alto de una montaña, después de lo que supone haber podido llegar hasta aquí, después del trabajo y esfuerzo de los tres años. Encontrarnos con Don Bosco ha dado sentido a toda la responsabilidad, esfuerzo y cariño que hemos puesto todo el grupo durante este proceso.

Me siento enormemente agradecida y afortunada de haber podido formar parte y acompañar a este grupo de chavales y formar tan gran equipo junto a los educadores. Somos una gran familia”.

Julito Pedraza, salesiano. “Aunque me haya añadido al final del proyecto, me he sentido muy acogido desde el primer momento, y he podido experimentar el sentido de familia que tanto caracteriza a nuestro estilo salesiano.

Ha sido una gran oportunidad vivir, compartir la fe y el amor hacia Don Bosco, en medio del buen ambiente y las experiencias que nos han ayudado a todos a seguir creciendo humana y espiritualmente”.

Don Bosco Challenge cierra y abre un camino con una nueva perspectiva. Son muchos los aprendizajes, es un recorrido físico pero también emocional y espiritual que atraviesa a la persona.

Joy Osasu, del PAE Don Bosco de Valencia: “Si tuviera que hablar de las mejores experiencias de mi vida sería esta. Un momento que te marcará para bien y hacerte mejor persona y culta”.

Yassin, del Piso Buzzeti: “El Don Bosco Challenge para mí es un encuentro con Dios y conmigo mismo, me ha hecho reflexionar sobre mi vida y mi relación con Él. También ha sido una experiencia compartida inolvidable, seis días con jóvenes de diferentes países y culturas”.

Raúl Hernández: “Reencontrarme con los lugares santos salesianos y hacerlo de la mano de compañeros y jóvenes de las plataformas sociales ha sido una experiencia que revitaliza y vuelve a dar sentido a mi vocación salesiana”.

Emma Llopis: “Sin duda vivir de cerca el amor y la fuerza de Don Bosco ha sido una de esas experiencias significativas que pocas veces se dan en la vida, que transforman la mirada y llenan el corazón y el alma. Una experiencia muy emotiva y de conexión con nosotros mismos, con los chavales y con Don Bosco.

Me vuelvo a casa muy plena y me siento muy afortunada de haber podido disfrutar esta vivencia tan increíble”.

Eres parte de un plan trazado por un soñador

Don Bosco llega a todos los corazones, no importa en qué creas. Hace que las personas se sientan acogidas de forma incondicional, amadas, importantes, protagonistas. Hace que se sientan parte de un plan trazado, hace más de 150 años, por un soñador.

Eloisa Pérez reside en una de las casas Don Bosco de FISAT: “He podido aprender y conocer la historia del porqué hoy tenemos una casa aquí. Creí que jamás entendería o conectaría con pensamientos de alguien de esa época, pero realmente lo he podido hacer y me siento muy agradecida de ello”.

Dayron, del PAE Porta Oberta: “Para mí Don Bosco Challenge ha significado ver el mundo de alguien que lo dio todo por el bien de otras personas y siempre quiso sacar una sonrisa a su alrededor y solo hacer gestos buenos. Me ha hecho aprender a ser agradecido con lo que tienes y lo que te dan”.

En un curso en el que desde Salesianos se ha invitado a creer que hay un sueño para cada persona, esta experiencia es la confirmación de que es necesario seguir soñando para transformar.

Raúl Hernández es también salesiano cooperador: “Ha sido una experiencia donde los sueños de Don Bosco, los sueños de los jóvenes, nuestros sueños y los que Dios tiene para nosotros han confluido y llenado de emoción una semana, un proyecto: Don Bosco Challenge”.