Ni cifras, ni estadísticas, hablamos de niñas, niños y jóvenes y de vidas marcadas por la pobreza, la escasez y la falta de cuidados. Esto está pasando. Es una realidad, si no la ves igual deberías leer este artículo.

Por: FISAT

Lidia vive con su abuela de 78 años, su madre trabaja hasta muy tarde y casi nunca está en casa. No conoce a su padre. Viven en una infravivienda. Hace frío, no tienen calefacción. Menos mal que come en el colegio, las cenas son escasas. Necesita gafas y una chaqueta nueva. Este año, si aprueba, cambiará de ciclo, ya en la ESO. Le gustaría irse de viaje de final de curso pero en casa no pueden pagarlo. Hoy en el patio sus compañeras hablaban de ir al centro comercial y merendar en McDonals, ella se ha retirado de la conversación.

Lidia es ficción pero Lidia son todos los 340 niñas, niños y adolescentes que la fundación atendió en 2024. Cada uno con sus realidades, pero todos y todas con un denominador común: pobreza. Pobreza como sinónimo de necesidad y escasez material y muchas veces emocional.

Las soluciones a la pobreza requieren de muchas decisiones y muchos cambios. ¿Y mientras tanto? Lo social, el compromiso, el no quedarse al margen de lo que no nos afecta directamente es el camino.

La prevención es la única manera de evitar situaciones de riesgo. Si hablamos de infancia, adolescencia y juventud podemos prevenir la vulneración de sus derechos fundamentales mediante un acompañamiento y generación de oportunidades capaces de paliar e incluso revertir las consecuencias de una sociedad en la que parece que no todo el mundo tiene cabida. En FISAT esto se aborda especialmente a través de los proyectos socioeducativos.

Prevención

En su segunda acepción, la RAE explica que es la preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo.

Es ese riesgo constante en el que muchas niñas, niños y jóvenes viven en España por encontrarse en una situación de vulnerabilidad estructural y de la que es difícil, casi imposible de salir si no es mediante recursos y ayuda.

De todos los recursos que ofrece la fundación FISAT Salesianos social, los centros de día y los proyectos de apoyo educativo (PAEs) son los que entroncan directamente con la prevención, son prevención en estado puro.

¿A qué nos referimos por riesgo? Fundamentalmente derivados de situaciones familiares y de inadaptación escolar y/o social. Pueden ser una confluencias de situaciones y factores: familias desestructuradas; monoparentales con falta de recursos económicos; progenitores ausentes que por motivos de trabajo pasan la mayor parte del tiempo fuera de casa. Circunstancias constantes y muy comunes: problemas de vivienda, carencias materiales básicas, falta de acceso a actividades de tiempo libre, vacaciones o experiencias de vida positivas y habituales en cualquier niña, niño o joven, por ejemplo, ir al cine o estrenar ropa nueva. Las consecuencias derivan en bajo rendimiento académico, comportamientos impulsivos, carencia de hábitos saludables, absentismo, entre otros.

FISAT cuenta actualmente con tres centros de día y cinco Proyectos de Apoyo Educativo para niñas, niños y adolescentes entre 8 y 17 años. La diferencia entre ambos tipos de recursos es su financiación y por tanto el alcance del acompañamiento y los servicios que se prestan a quienes participan, infancia y juventud de forma directa y sus familias de forma indirecta.

Mientras que los centros de día están concertados por la administración pública, en el caso de la Comunitat Valenciana por la Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda; los PAEs están financiados por entidades públicas y privadas a las que cada año hay que concurrir para obtener recursos económicos que lo sostengan. Es decir, la primera forma de financiación garantiza durante varios años la estabilidad del proyectos mientras que la segunda supone jugarse cada año la continuidad del proyecto. Por eso desde FISAT se trabaja para que los actuales PAEs puedan alcanzar el “estatus” de concertado y salir del círculo de la infrafinanciación que pone en peligro la continuidad de los proyectos y el cuidado de los profesionales.

Volviendo a la prevención. Este tipo de recursos trabajan en lo que Don Bosco, fundador de los salesianos, denominó Sistema Preventivo. Trata de hacer que la juventud se desarrolle en un ambiente educativo donde las relaciones de cercanía, unas normas razonables y una preocupación por el desarrollo integral de la persona hagan de él o ella un sujeto activo en su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Tanto los PAE como los centros de día realizan una labor de prevención, protección y promoción social, ofreciendo espacios y desarrollando acciones para prevenir y/o erradicar las consecuencias de pertenecer a un colectivo vulnerable siendo menor de edad.

El programa pretende, a través de una intervención de educación integral y mediante actividades educativas, culturales y de tiempo libre, ayudar en el desarrollo personal y social de los niños, niñas y jóvenes que participan.

El objetivo es que puedan acceder a las mismas oportunidades que el resto de sus iguales, ayudando a su formación y colaborando con sus familias para salir del círculo de pobreza donde están inmersos e inmersas.

Por tanto, la prevención permite anticiparnos a muchas situaciones de riesgo no deseadas que pueden desencadenarse por el estado de vulnerabilidad de las niñas y niños: abandono escolar, adicciones, conductas delictivas; retirada de la custodia de sus progenitores, entre muchas otras.

Trabajar con las familias: Programa MAPA

La intervención con las familias es estratégica para mejorar la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes.

A través de los centros de día y los PAE se ofrece a las familias formación y orientación en temas referentes al ejercicio de su parentalidad y se les apoya en gestiones de documentación. Así mismo, se crean espacios de ocio y tiempo libre compartido con sus hijos e hijas muy valorados por las familias.

Si bien esta atención se intenta realizar tanto en los centros de día como en los PAE es cierto que en estos últimos es más complicado debido a que el equipo educativo a veces se reduce a una sola persona. Un educador o educadora que debe de realizar todo el trabajo: atención a los participantes, a sus familias, coordinación con los tutores o tutoras del centro educativo; así como con los servicios sociales de la zona que atienden a las familias.
Una misión casi imposible en recursos que tienen una media de 20 plazas.

Este año, FISAT ha logrado la financiación de un nuevo programa que completará la atención a las familias en los PAEs situados en la Comunidad Valenciana.

El Programa MAPA: Atención integral a Familias en situaciones de vulnerabilidad está financiado por el IRPF autonómico.

Tiene por objeto ofrecer a las familias en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, vinculadas a los PAEs de FISAT y/o derivadas por Atención primaria, respuestas y alternativas en la crianza de sus hijos e hijas, favorecer la adquisición de herramientas para desarrollar una parentalidad/marentalidad positiva, y promover el conocimiento y acercamiento a los recursos comunitarios para la autonomía e integración social de las familias.

También facilita espacios para poder crear grupos de apoyo donde se favorece el generar redes comunitarias.
Trabajar las habilidades parentales y marentales y ayudar a superar las carencias y desajustes en el ejercicio parental incidirán positivamente en su día a día familiar, mejorando la calidad de vida y previniendo situaciones de riesgo de exclusión social.

Nadie da instrucciones para ser padre o madre y a veces las circunstancias no ayudan en esta difícil tarea.

Lidia acude cada tarde al PAE. Al llegar, su educadora siempre le pregunta cómo está. Mario es voluntario y le está ayudando con las matemáticas. Hoy toca fruta y galletas para merendar. Menuda noticia, el próximo viernes irán al cine y a merendar a McDonals. Después de hacer los deberes salen a jugar un rato.