La fundación FISAT Salesianos Social se ha unido en un gesto simbólico este 25 de noviembre, Día internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer.
Por: FISAT
Más de 100 trabajadoras y trabajadores de FISAT se han reunido este 25 de noviembre para reafirmar su compromiso por la eliminación de la violencia contra las mujeres. Este acto ha sido un gesto simbólico que culmina tras una semana de reflexión sobre la violencia de género, cómo se manifiesta y qué consecuencia tiene para las mujeres, para todo su entorno y para la sociedad en general.
A través del mito de Pandora se ha querido destapar la caja que guardaba todos los males que acechan a la humanidad pero que también contiene en su fondo una fuerza inesperada: la Esperanza.
Desde FISAT se ha querido reconocer a todas las mujeres a las que se les acompaña en los diferentes proyectos y que son portadoras de sus propias cajas de Pandora. Mujeres atravesadas por la violencia de género a las que debemos el compromiso de seguir trabajando para ofrecerles espacios seguros, de Buen Trato y de confianza.
Proyecto financiado por:
Sensibilización FISAT. DÓNA ESPAI. Proyecto para la prevención de la desigualdad y las violencias de género en el espacio educativo.
Manifiesto para la eliminación de la violencia contra las mujeres
“Hoy, 25 de noviembre, nos unimos para alzar la voz contra la violencia de género, una lacra que sigue desgarrando vidas y sueños. Nos reunimos con un propósito claro: abrir la caja de Pandora y exponer las verdades incómodas de un sistema patriarcal que perpetúa la desigualdad, la opresión y el sufrimiento de millones de mujeres.En nuestra campaña, cada día hemos explorado un mal que se oculta tras la violencia de género: la violencia simbólica, la violencia psicológica, la violencia sexual, la violencia vicaria, la violencia física y la violencia económica.
Estos males no son mitos: son realidades. Según los datos más recientes, en España más de 1.230 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas desde 2003, y en 2024 ya hemos perdido más de 41. Además, el 80% de las víctimas nunca había denunciado, y miles de mujeres siguen atrapadas en un silencio impuesto por el miedo y la falta de recursos.
Desde FISAT, en cada uno de nuestros proyectos, nos enfrentamos día a día con mujeres destinatarias que traen consigo su propia caja de Pandora. Sus vidas están atravesadas por la violencia.
Mujeres relegadas al ámbito doméstico. Para quienes el peso de los cuidados familiares y de la casa continúa recayendo sobre ellas.
Mujeres que encuentran mayores dificultades para acceder a un mercado laboral que no permite conciliar, y las empuja a la precariedad y a la dependencia económica. Las somete a una mayor vulnerabilidad y las coloca a ellas y a las personas de las que cuidan en situaciones de grave peligro.
Mujeres migradas que han sufrido la violencia en el proceso migratorio y en las fronteras. “Sin papeles”, tienen miedo a pedir ayuda o a denunciar por su situación administrativa irregular. Además están marcadas por la vulnerabilidad ante la precariedad laboral.
Madres solteras a quienes siguen señalando y discriminando por elegir un estereotipo no tradicional.
Mujeres que sufren adicciones, consideradas eternas “malas madres” que viven la intersección de múltiples estigmas.
Mujeres que no pueden acceder a una vivienda digna por la subida de precios del alquiler y conviven con su agresor.
Sin olvidar, un nuevo escenario: en muchas poblaciones arrasadas por la DANA, existen mujeres víctimas de violencia de género que están viviendo no sólo las consecuencias del desastre provocado por la riada, sino que además se han visto aisladas con su victimario.
Violencias que a veces confluyen en una misma mujer.
Violencias aprendidas
Violencias silenciadas
Violencias invisibilizadas
Violencias asumidas
Desde FISAT debemos seguir trabajando en el compromiso de ofrecer espacios seguros, de Buen Trato y de confianza para que todas esas mujeres encuentren la fuerza para abrir sus propias cajas de Pandora.
Debemos ser capaces de ofrecerles el acompañamiento y los recursos necesarios para que cada mal que se oculta tras la violencia de género se visibilice y salga de sus cajas.
Sin juzgar.
Trabajando de manera transversal desde todos los proyectos, todos los recursos y todos los perfiles profesionales para que este compromiso no tenga fisuras.
Debemos trabajar en la prevención. Educar y sensibilizar a las nuevas generaciones en igualdad y respeto
Y seguir reclamando políticas públicas que protejan, reparen y transformen.
Pero en el fondo de esta caja, como nos enseña el mito, siempre queda algo: la esperanza.
La esperanza que guía nuestros pasos para erradicar la violencia de género.
Hoy, desde esta caja de Pandora, reafirmamos que nuestra respuesta al patriarcado y a la violencia machista no es la resignación, sino la resistencia. No es el silencio, sino el trabajo diario por una sociedad más justa. Porque cada gesto, cada lucha y cada vida que se salva es un paso hacia un futuro donde la esperanza deje de ser un refugio y se convierta en una realidad.
Juntas y juntos, transformamos el dolor en acción.
Abre la caja. Cambia el mundo.
¿Conoces el mito de Pandora?
“Según la mitología griega, en los tiempos primordiales, cuando los dioses habitaban la tierra y los hombres vivían sin penas ni dolor, Zeus, el dios de dioses, ordenó a Hefesto, dios del fuego y la forja, que creara a Pandora, la primera mujer. Atenea le otorgó sabiduría y habilidad en las artes; Afrodita, la gracia y la belleza; y Hermes, el don de la persuasión y la curiosidad.
Zeus le confió un objeto enigmático: una caja de la que nada debía ser liberado. Con una advertencia solemne, Pandora recibió la caja y el mandato de nunca abrirla. Pero el destino jugaba su papel, y una inquietud empezó a crecer en su corazón.
Un día, incapaz de resistir la fuerza de su curiosidad, Pandora destapó el misterio. Al abrir la caja, un torbellino de oscuros males y sufrimientos se esparció sobre la tierra: la enfermedad, el dolor, el odio y la muerte se deslizaron como sombras sobre el mundo, alcanzando a cada rincón del alma humana.
Pandora, horrorizada por lo que había hecho, cerró rápidamente la caja, pero era demasiado tarde. Los males ya se habían liberado, dejando tras de sí un mundo quebrado y lleno de desdicha. Entre lágrimas, Pandora se sentó junto a la caja, sintiéndose culpable por haber traído tanto sufrimiento.
Entonces, una tenue luz llamó su atención desde el fondo de la caja. Intrigada y temerosa, Pandora se inclinó hacia ella y, con cuidado, abrió la tapa una vez más. De entre las sombras emergió algo inesperado: la Esperanza, brillante y cálida, que permanecía intacta, aguardando para consolar y guiar a las personas en su lucha contra los males liberados.
La Esperanza se extendió sobre la tierra recordando a la humanidad que, aunque enfrentemos dolor y adversidad, siempre queda algo que nos anima a seguir adelante. Y así, Pandora entendió que dentro del caos que se había desatado también había una chispa que redime y da sentido a nuestra existencia: la posibilidad de un futuro mejor, alimentado por la fuerza de creer y resistir.»